Suiito Hoomu: parte i

Este mismo domingo hacia cuatro años que había partido de su hogar, no, no solo de su hogar, de Nerima, no, mejor dicho, de Japón… Y justo este domingo regresaba, caminando por las calles sin prisa y comparando épocas, la actual con la vivida, y su fachada; no mucho había cambiado en realidad: uno que otro establecimiento nuevo, una que otra casa nueva o remodelada, unas que otras caras nuevas, otras no tanto, pero, aun así, seguía siendo reconocible para ella.
Aun recuerda las palabras que le permitieron la idea de regresar a su tierra:
—bien, ahora eres libre…—
Libre… ¿Libre? ¿En verdad era libre? O mejor preguntado, ¿alguna vez había sido libre? La respuesta aunque hiriente, era simple: no, nunca lo fue. Por mucho que pavoneara que lo era, pues no, ¡y ahora lo entiende! « Aunque no es tan tarde » se dijo a si misma.
Siguió caminando y acompañando su caminata varias ideas, pensamientos, pero sobre todo recuerdos… oh si, recuerdos… y vagamente se le vino uno a la cabeza: el por que inicialmente había dejado todo lo que tenia aquí en Nerima para terminar en una tierra totalmente extraña a ella. ¿Valía la pena recapitular los sucesos desde aquel instante? Puede que no, pero igual el recuerdo invadió su mente para sumergirse en él como si fuera un cuento fantástico que se le está siendo contado a un niño…

Todo había empezado cuando a Xian Pu se le ocurrió, como acostumbraba, engañar a Ranma seduciéndolo con su comida que tenia escondida otra píldora del fénix o quien sabe que cosa para que Ranma-chica le tuviera pavor al agua caliente – como ya había pasado anteriormente – solo que esta vez, Ranma no tenía que pelear contra la abuela, esta vez el trato fue muy diferente y lo impuso la vieja, quedando algo así: le daba a ella, Akane Tendō, la opción de renunciar al compromiso y convencer a Ranma de que Xian Pu era la mejor prometida para él – cosa que ni siquiera fue considerada – o tener una pelea con Xian Pu, donde, si ganaba ella, tendría el antídoto para cualquier maldición, pero si perdía serviría a la vieja hasta que ella lo decidiera (lo que podría durar toda una vida o hasta que la vieja momia muriera)–.
Y sin alargarlo mas, con un poco de estimulación por parte de sus ami.. enemigas —Akane es una cobarde… jamás le ganaría a Xian Pu. Es tan débil… etc.— aceptó el trato que incluía obviamente la pelea.
A pesar de haber entrenado con Ryoga y Moose… perdió. Ella era una persona que cumplía con su palabra, por lo que, sin chistar, a la abuela se le ocurrió la magnífica idea —y conveniente para ellas— de querer regresar a China, con su nueva 'esclava'.

Y así fue como Akane llegó a para a China, quien lo diría ¿no?

Sus pies inconcientemente, se detuvieron justo pasando de lado al dojo Tendō, sin necesidad de voltear a verlo lo sabía. Dió lentamente un muy profundo suspiro y lo dejo salir todo mientras dejaba caer sus hombros y cabeza hacia el frente y abajo en señal de cansancio. Se enderezó y acomodó sus cosas y ropas, volteo para estar frente a la entrada de un solo movimiento rápido, se acerco con paso decidido y llamó… y no contestaba nadie. Extraño… ella había avisado que regresaba ese día, ¿lo habría escrito mal? ¿ellos habrían entendido mal? ¿o definitivamente se les olvido?
La puerta se abrió lentamente, dejando asomar a una hermosa mujer de cabello largo y castaño cargando a un bebé de no mas de tres años de edad, parecido a la mujer por el color de cabello y ojos
—ehhh…
—Sabía que eras tú hermana— sin mas que decir se lanzó a abrazarla fuertemente y después de unos instantes empezó a llorar. Akane estaba desencajada, esperaba una bienvenida así pero no sabía que no le gustaría en lo mas mínimo ver llorar a su hermana, por ella. La fue tranquilizando poco a poco, mas, a pesar de los esfuerzos de su hermana por tranquilizarse no lo lograba por completo.
—Vamos Kasumi, si no fue taaaannnto tiempo— empezó a bromear mientras lo decía. Se separó de ella tomándola de los brazos y le sonrió, le fue correspondido con otra sonrisa. La mirada de Akane fue a parar en el bebé que cargaba
—¡¿este es mi sobrino?!— Kasumi asintió sonriendo y le acercó el niño que fue rápidamente tomado en brazos —ah!... está hermoso— lo elevó por sobre su cabeza, lo arrulló, dio vueltas con él y el niño estaba encantado riendo.
—veo que le agradas mucho Akane-chan
—ay Kasumi, tendrás que alejar esta criaturita tan kawaii de mi por que voy a ser una muy mala tía: ¡lo consentiré y adoraré demasiado!
—no serías la única hermanita— de detrás de Kasumi y por la puerta salió otra mujer tambien con cabello café, en un traje de oficina bonito, elegante, pero sin duda alguna provocativo
—¡Nabiki!— tenía la intención de lanzarse a abrazarla
—¡no!... este traje es muy delicado y se arruga fácilmente —en tono serio y alisándolo con gracia, levantó la cara hacia su desencajada hermana y le sacó la lengua para después ella abrazar a ambos « Nabiki, nunca cambiaras… me alegro »
—debes de venir cansada Akane-chan, vamos dentro, otōchan estará feliz de verte.

Los cuatro entraron a la casa, Akane saludó a su papá, que para no perder la costumbre, lloró casi toda la tarde, que se fue entre platica, té y bocadillos. Entrada la noche mientras seguían en lo mismo:
—mm… por cierto… ¿y tío Genma y Ranma?— al escuchar la pregunta, la expresión de todos se entristeció según las personalidades de cada uno. Akane temió, en verdad era una probabilidad que temía desde que dejó Japón, y al ver la expresión de todos solo ratificaba su sospecha…
—Se fueron— habl'o secamente Nabiki
—¿se fueron?
—Sí— respondió Soun. Por un momento la alegría del reencuentro familiar después de años se desvaneció, tristemente lo pensó « pero, hey, era una posibilidad que perfectamente sabías » tratando de esconderlo sonrío levemente
—¡espero que estén los dos bien!— y lo dijo sinceramente, durante el tiempo que estuvo lejos aprendió varias cosas y ésta era una que difícil pero finalmente aprendió. Por alguna razón se sintió tonta o pensó que había dicho algo malo ya que todos la miraron un poco… ‘extraño’
—bueno— habló Kasumi —tengo que ir a ver que todo este bien con mi bebé— se levanto y disculpó —ya es tarde, deberías acostarte Akane-chan, tu cuarto está listo
—gracias Kasumi— tambien se levantó de la mesa —Nabiki, otōchan, me voy a dormir, en verdad me alegra mucho volverlos a ver, con permiso —siguió a Kasumi escaleras arriba
—No es lo que esperaba…
—no, ni yo… aunque, es mi imaginación otōchan, o ella…
—tambien lo noté
—creo va a haber mucho movimiento por esta casa…
—uhum, uhum—
Nabiki suspiró mas no pudo esconder la sonrisa pilla « creo que estoy de vuelta en el negocio ¡y que negocio habrá! »

Site owned by © CHOUNO
Artwork by © Kouga Yun
Design by deerstop. Layout from Celestial Star